jueves, 21 de enero de 2010

S.T.

La flor mas alla de la razon
me ofrece sus letras.

Un rayo de autentica luz
atraviesa el cielo blanco
y el cristal sucio de la ventana,
cae sobre la mesa de los periodicos
como impulsado por la furia.

El sexo no es una escapatoria
ni siquiera un descanso,
es un manojo de urzes encendidas
en la falsa soledad de las islas,
su crepitar casi perenne,
el dolor que de mi tallo brota,
las ganas de incendiar una biblioteca.


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