viernes, 25 de junio de 2010

el camino que sigo


Sobre un enjambre de terrenos,
mi carreta gotea y envida su carga,
la llevo sin tiro de sangre
que no diga luego
el ejercito de las corazas
sobre el hombre desnudo.


Avanzo fiel y sucinto,
con una flor de papel en la solapa
sin darme alientos de olvido,
buscando la fuente de azufre
al pie del camino.
Pretendo desandar la senda de Orfeo,
sus pasos son hoy huellas
leves de zarapito en los prados del agua,
de civilizacion insomne por las quebrada de piedra.
Yo los signo,
en el suelo
y en lo que quede de mi mismo.
No debo estar más perdido.


Me gusta bailar en los cruces,
los encuentro de una jovialidad antigua,
no son los salones de Avalon,
ni los calderos de cobre,
son los fuegos alimentados por la raíz
de la flor blanca del sentido,
se retuercen al compas de la serpiente
al mediodia de un dolor que renace.


Decidir es vivir,
implicarse u olvidar,
formar un yo,
restringir las metaforas
hasta el limite de la poesia pura,
dinamitar las galerias de la razón
y socavar el instinto a cielo abierto.


No hay comentarios: